Dealing with Mental Trauma of Severe Desease

Una familia es un sistema dado que se compone de varios elementos, que son los miembros de la misma. Son interdependientes y se encuentran relacionados entre sí. En la terapia sistémica familiar (nuevas constelaciones) se toma en cuenta al individuo en su dimensión física y psíquica así como la metafísica.

Somos más que un cuerpo y las relaciones entre los miembros de una familia están determinadas por mucho más de lo que los sentidos alcanzan a percibir. En cada sistema existe un conjunto de leyes a las que nadie puede sustraerse. Los vínculos sistémicos dirigen nuestras vidas y nuestros inconscientes. Existe un inconsciente colectivo que le es común a todos los miembros de la familia y otro individual para cada quien puesto que todos tenemos un legado genético personal que constituye nuestro ADN.

Estas leyes, también llamadas “fuerzas del amor”, tienen al amor, precisamente, como principio rector. En las nuevas constelaciones familiares, existe un orden de pertenencia en el que se establece que todos los miembros pertenecen por igual sin importar lo que hicieron. Por otro lado, es vital reconocer y respetar la jerarquía que debe prevalecer en toda familia. Asentir a la vida como es, en total aceptación, implica entre otras cosas el asumir el lugar que nos corresponde desde nuestra concepción.

Tal como Bert Hellinger decía: “sin madre no hay nada, ni pareja, ni éxito, ni salud” y “sin padre no hay fuerza”. Todos estamos precedidos por unos y somos los anteriores de otros.

Existe un último principio o fuerza del amor, que apunta hacia la importancia de guardar el equilibrio entre dar y recibir. Los hijos siempre reciben de los padres. La vida es dinámica y es por eso que el acto de dar ha de estar sucedido por el de recibir. Todo es intercambio y flujo en el universo.